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Una vida dedicada a la paz entre los Pueblos y
la dignidad y libertad para su pueblo de Palestina

Diario El Cronista
Lunes, 5 de octubre de 1992

Precisiones de la OLP tras la sexta ronda de diálogo

“No habrá paz en Medio Oriente sin un retiro total israelí” (ver)

El representante palestino en Buenos Aires, Suhail Akel, afirmó a El Cronista que el triunfo del laborista Yitzhak Rabin fue un dato a favor de destrabar el conflicto, aunque aseguró que “Israel debe sentarse a dialogar sobre la base de las resoluciones de la ONU”. “La autonomía limitada es un buen gesto pero no satisface nuestro reclamo de un Estado independiente”.

María Cecilia Barro Gil
De la redacción de El Cronista

Arabes e israelíes concluyeron recientemente, en Washington, la sexta ronda de negociaciones de paz sin haber logrado avances significativos, aunque reafirmaron su compromiso para poner fin a décadas de enfrentamientos.

Para las delegaciones árabes participantes en el diálogo, la reciente elección de un nuevo gobierno israelí creó un ambiente más constructivo en las conversaciones, aunque criticaron que el “nuevo perfil” de los israelíes no haya venido acompañado de propuestas concretas para negociar los “problemas de fondo”. Se refieren al futuro de los territorios que Israel ocupa desde la Guerra de los Seis Días de 1967, en particular Cisjordania y Gaza, donde viven casi dos millones de palestinos.

Suhail Akel nació en Jerusalem, aunque poco después de la creación del Estado de Israel, en 1948, llegó con sus padres a la Argentina. En Rosario abrió la primera representación palestina en el país y desde hace cuatro años está al frente de la sede de la OLP en Buenos Aires. En diálogo con El Cronista, Akel hizo un balance de la última ronda de negociaciones.

- ¿Cuál es el balance de la reciente ronda de conversaciones de paz que finalizó en Washington, teniendo en cuanta el cambio de gobierno de Israel?

- Efectivamente nosotros entendemos que con la elección de Yitzhak Rabin, el pueblo israelí aportó un voto para la paz. Por eso teníamos esperanzas de que el nuevo gobierno diera avances significativos en las negociaciones, tal como lo había prometido en distintas oportunidades durante la campaña electoral. Lamentablemente, se agotó una nueva ronda de conversaciones, ya estamos prácticamente a una año de la apertura de la Conferencia de Paz en Madrid el 30 de octubre de 1991, y aún los resultados siguen siendo negativos, pues no dan a nuestro pueblo esperanza alguna de encontrar caminos de paz.

- Pero el ineludible giro político producido en Israel, ¿no significó ningún avance para los palestinos? La decisión de congelar los asentamientos en los territorios, o la liberación de cientos de palestinos de las cárceles israelíes, ¿no es un paso importante tras varios años de intransigencia por parte de la anterior administración de Yitzhak Shamir?

- La liberación de prisioneros evidentemente es un buen gesto. Pero es importante destacar que aún permanecen 75 mil palestinos en las cárceles israelíes. Por otra parte, Yitzhak Rabin ganó las elecciones israelíes diciendo que iba a detener los asentamientos de colonos judíos en los territorios ocupados. Sin embargo, actualmente se están terminando de construir 11 mil unidades en Gaza y Cisjordania. Es decir que en lo esencial, el nuevo gobierno no ha cambiado la anterior postura. Sin embargo, nosotros seguimos depositando expectativas en la Conferencia de Paz. Pero para alcanzar un sólido acuerdo, Israel debe sentarse a dialogar sobre la base de las resoluciones 242 y 338 de las Naciones Unidas, según las cuales tiene que retirarse militarmente de los territorios ocupados, y debería acordar con el bloque de países árabes una paz que les brinde seguridad a todos los pueblos y Estados de la región.

- Israel fue a las negociaciones con la propuesta de otorgar a los palestinos una autonomía provisional durante cinco años, para luego de ese plazo acordar el status definitivo en Cisjordania y Gaza. ¿Cuáles son los límites de las negociaciones palestinas para decir sí o no a esa propuesta?

- Antes que nada quiero dejar en claro que nosotros no somos una minoría israelí. Somos un pueblo, una nación. Agradecemos la generosa autonomía limitada que se nos ofrece, pero esto nos convertiría en un futuro inmediato en una provincia más de Israel. Lo que nosotros planteamos es una autonomía que nos permita desarrollar nuestro propio gobierno, nuestras propias leyes, a través de una asamblea legislativa transitoria, compuesta por 180 miembros. Esta autonomía, sin duda, debería concluir, tras un plazo acordado, con la creación de un Estado independiente de Palestina. Lamentablemente Israel nos propone una vaga idea consorsista, un consejo administrativo de 12 miembros, en donde podamos desarrollar nuestras actividades sociales y culturales. Sin duda, eso no es más que una autonomía provincial.

Reclamo de dos pueblos ¿Habrá “judíos palestinos”?

Tras los acuerdos de paz de Camp David de 1979, Israel devolvió a Egipto la península del Sinaí, que había ocupado en la Guerra de los Seis Días. Desde 1967, habían comenzado a instalarse allí miles de familias judías de un modo similar al que fueron asentando los 120 mil colonos que hoy viven en Cisjordania y Gaza. Su objetivo era consolidar una soberanía israelí en esos territorios.

Al firmar en 1979 la paz con el presidente egipcio, Anwar el Sadat, el entonces premier israelí Menahem Beguin, pudo resolver con dificultades, pero sin dilaciones, la retirada de los colonos y así concretar la devolución del Sinaí.

Pero en Gaza y Cisjordania la situación tiene una particularidad: los colonos que hoy habitan en esos territorios, tradicionalmente alineados con la extrema derecha israelí, reivindican el derecho bíblico para habitar la región (en Cisjordania –Judea y Samaria según La Biblia- se encuentran las tumbas de los patriarcas judíos), y han afirmado hasta el cansancio que nunca abandonarán sus casas, aunque se concrete allí la creación de un Estado palestino. Cabe preguntarse si en el futuro esto podría desencadenar o no un nuevo conflicto en la región. Siempre sobre la base de hipótesis, el representante palestino en Buenos Aires, Suhail Akel, fue consultado acerca de la política que podrían aplicar los dirigentes palestinos llegado el momento de resolver una situación crítica como ésta.

Nosotros –dijo- no nos negamos a que los judíos convivan con nosotros, y que sean parte inseparable de nuestro pueblo, como lo fueron a lo largo de los siglos. A todos aquellos que deseen vivir en paz, se les brindará la ciudadanía palestina. Lo que no podemos aceptar es que los colonos judíos que se asentaron en nuestra tierra utilicen sus propias leyes o porten armas de guerra, como lo hacen actualmente, gracias a un proyecto surgido de la Kneset (Parlamento israelí), que les permitió usar ese tipo de armas contra cualquier palestino sospechoso, armado o no. Nosotros deseamos y no nos oponemos a que ellos vivan en Palestina, en pie de igualdad, pero bajo nuestras leyes”.

M.C.B.G.

Gaza y Cisjordania
Otras voces se oyen en los territorios

Mientras los equipos negociadores se hallaban reunidos en Washington, en los territorios ocupados 10 organizaciones palestinas realizaron una huelga reclamando el retiro de la delegación que los representaba.

Consultada acerca de la actitud que toma la conducción de la OLP con sede en Túnez, respecto a los debates internos entre palestinos y a las crecientes protestas que se desarrollan en Gaza y Cisjordania en contra de las negociaciones con Israel, Akel asegura que “la cuestión pasa por lo que podamos ofrecerle a nuestro pueblo”.

No olvidemos que nosotros estamos participando en una Conferencia de Paz en total desigualdad con Israel. Mientras los negociadores palestinos dialogan en Washington, la ocupación en los territorios sigue en pie. Además –continúa- desde que comenzó la Conferencia, en ningún momento los israelíes dejaron entrever una posibilidad o una luz para un futuro Estado independiente palestino. Por el contrario, tanto la antigua como la actual administración han seguido con su constante negativa a nuestra independencia, acompañada con una represión a nuestro pueblo. Por eso seguimos con nuestra rebelión popular, la Intifada en contra de la ocupación, que va a cumplir su quinto aniversario el 8 de diciembre. ¿Acaso la Argentina no hizo su Intifada cuando los criollos con aceite caliente y piedras resistían la ocupación inglesa? Creo que nosotros también tenemos ese derecho, como todos los pueblos del mundo”.

 

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