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Una vida dedicada a la paz entre los Pueblos y
la dignidad y libertad para su pueblo de Palestina

A 10 años de los Acuerdos de Oslo

Bodas de Sangre

Por: Suhail Hani Daher Akel

El soleado y ventoso 13 de septiembre de Buenos Aires, fue el marco similar al de hace 10 años en Washington. El sol bronceaba la esperanza y la brisa secaba la antigua cicatriz para dar paso al gesto emotivo del apretón de mano del presidente Arafat y el premier Rabin en el Acuerdo de Oslo, al que Arafat lo llamó la Paz de los Valientes.

El lapso de esperanza que soñó el pueblo palestino e israelí, fue sacudido por el obstáculo de Sharon y Netanyahu. Estimularon el asesinato de nuestro socio en la paz, Rabin, y con su muerte, el Acuerdo de Oslo fue la madre de los acuerdos y más acuerdos, al que los sucesores israelíes los convertían en papel mojado, agitando su fracaso y el de la diplomacia internacional. Como consecuencia, volvieron los nubarrones y las tempestades, y trajeron consigo a los halcones comprometidos con la guerra.

El saborcillo dulce de la soñada vida, se tornó en el agrete sabor a la muerte. El río de sangre se ensanchó. Atrás quedaron los acuerdos, las resoluciones de la ONU y las iniciativas americanas. El nombre Sharon y la re-ocupación de Palestina en septiembre de 2000, estallaron nuestras cabezas, y la palabra Intifada, la que creíamos haber conservado en el álbum de los recuerdos, perforo nuestros tímpanos. Los 55 años de la Catástrofe Palestina y los 36 años de ocupación israelí, regresaron como fantasma en la vida palestina.

El sonido de las piedras nuevamente se interpusieron a los aviones de guerra israelíes F16, a los Apaches, a los gases y a sus poderosos blindados. La infraestructura de Estado, recientemente edificada, se volvió polvo al igual que nuestros mártires, sembrados diariamente por los israelíes en las calles palestinas. Otra vez el cáliz de sangre en manos del fanatismo se derramó sobre el pueblo palestino e israelí. Y el terrorismo de estado de Sharon, cercó al único presidente democrático elegido libremente en la región. Levantó Muro de Apartheid para convertir a Palestina en una gran cárcel. Implemento el plan de Shaul Mofaz de limpieza étnica sobre la población civil palestina. Mantuvo crucificada a Jerusalem; y todo, lo justificó en nombre de la seguridad de Israel y la salud del `proceso de paz´.

Como fábula televisiva, el conflicto palestino-israelí integró la sobremesa de grandes mansiones. Estados Unidos aplicó su guerra contra el terrorismo y azotó a la población civil afgana e iraquí. Mientras tanto, Sharon celebró su Boda de Sangre, la que hoy desea coronar con su obstinado asesinato al Premio Nobel de la Paz y Presidente Yasser Arafat.

Con éste opaco panorama, éstos personajes y sin la presión internacional suficiente, el Mapa de Ruta será otro de los acuerdos devorado por los halcones.

¿Seguirá tolerando el mundo esta reiterada fábula de la tragedia y la tempestad?... O el mundo alcanzará a percibir el mensaje de la ex ministra de Educación israelí, Shulamit Aloni, culpando a Sharon, Mofaz y Ya´alon de “fascistas y criminales de guerra”; posando definitivamente la memoria en el recado del Presidente Arafat: “Las Montañas nunca pueden ser y no serán movidas por el viento”.

Buenos Aires, Septiembre 13 de 2003

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